Más allá del apoyo incondicional a su esposo, Pilar asumió un rol activo en la trayectoria profesional de Joan Miró en la medida en que intercedía y gestionaba las relaciones entre el pintor y su entorno artístico.
Además, fue una figura instrumental en la relación de Miró con Mallorca y, en particular, en el legado que el artista dejó en la ciudad, haciendo posible que la Fundació Pilar y Joan Miró a Mallorca fuera una realidad.
[2] En 1922, Pilar Juncosa y Joan Miró coinciden en la boda de la hermana del pintor, María Dolors.
Vuelven a encontrarse ese mismo año, cuando Joan pasa una temporada en casa de los Juncosa-Iglesias en Villa Enriqueta (Son Armadans).
El pintor, por su parte, es amenazado por la FAI (Federación Anarquista Ibérica) por los lazos falangistas de su cuñado.
[6] Angustiado ante la compleja situación que se está viviendo, Joan Miró decide partir a París el 28 de octubre.
La familia considera que Pilar está más segura en Barcelona y, en cualquier caso, las autoridades impiden la salida del país.
El bando republicano es derrotado; comienza la dictadura del general Franco, que durará cerca de cuarenta años.
Aquel verano el matrimonio deja París y alquila una casa, Clos des Sansonettes, en Varengeville-sur-Mer (Normandía).
Joan Prats les advierte de que ir a Barcelona sería demasiado imprudente, dado el convulso escenario político.
[5]En 1944 muere la madre de Miró, pero no abandonan Barcelona para que Dolors pueda proseguir sus estudios en la Escuela Virtèlia .
[cita requerida] En 1954 el matrimonio compra la finca de Son Abrines, en Cala Major .
Allí, Joan Miró no dispone de un taller en el que trabajar y no quiere proponer el proyecto a su amigo y arquitecto Josep Lluís Sert porque piensa que en América está muy atareado.
Asimismo, seguían pasando algunos días en Barcelona o París, y los veranos en Mont-roig del Camp.
[18]Para financiar el proyecto, decide subastar cuarenta y dos obras de su colección personal en la casa Sotheby's.