Durante el siglo XVII la economía de Carmona se basaba principalmente en el trabajo agrícola y los jornaleros que trabajaban para los terratenientes formaban el segmento de población más amplio.
En este siglo se realizaron numerosas reformas urbanísticas debido al crecimiento de la urbe y a las riquezas que acumuló, destacando las realizadas por el clero, con fundaciones de numerosas iglesias, conventos e instituciones religiosas, muchas protagonizadas por órdenes mendicantes que sobrevivían a gracias a donaciones y limosnas, y predicaban por las ciudades.
Así, sobre su solar se construyó un patio en el cual los comerciantes pudieran vender y los ciudadanos comprar productos frescos.
Esta plaza se utiliza como mercado de abastos desde su construcción en 1842, cuyo diseño actual pertenece al arquitecto Ramón del Toro.
A finales del siglo XIX, el arqueólogo Jorge Bonsor publicó varios artículos en sus Noticias Arqueológicas de Carmona[2] sobre unos mosaicos romanos descubiertos bajo el solar del antiguo convento, y que actualmente se conservan en el Ayuntamiento de Carmona.