Se presentaron Policarpo del Amo y Apolinar Campillo, sacerdote, que no terminó los ejercicios.
Los jueces de las oposiciones dieron su opinión sobre los ejercicios de del Amo: «[sus obras] están escritas con todas las reglas del arte, dando a entender que posee los conocimientos bastantes para desempeñar dignamente sus cargos».
Fue la primera tarea del maestro: la búsqueda de músicos que estuviesen dispuestos a tocar temporalmente en la Catedral.
El organista y maestro de capilla Felipe Rubio Piqueras criticó con contundencia la obra de Amo Llorente,[3][2] Rubio Piqueras justifica la crítica indicando la juventud del maestro, que no tuvo tiempo de madurar su estilo y encontrar su voz.
[3][2] En la Catedral de Cuenca se conservan once obras, además de otras conservadas en diversos otros lugares:[1][2] Además, parece que compuso una zarzuela, Al que de ajeno se viste, y unas Letrillas a San Juan ante Portam-Latinam y cuatro voces y orquesta.