Populismo latinoamericano

A lo largo del siglo XX el término «populismo», de origen ruso, ha sido utilizado frecuentemente en algunos discursos políticos en Occidente.

[1]​ Con ese enfoque, algunos investigadores han sostenido que quienes utilizan esta expresión, le atribuyen un sesgo derogatorio relacionado con la obtención de «clientela electoral», con los movimientos sociales, y hasta se ha dicho que es un modelo de Estado.

Esto demuestra una de sus más problemáticas características: la polisemia, lo cual permite una misma palabra sea utilizada para decir cosas diferentes.

En algunas ocasiones se utiliza el término «populista» como sinónimo de partidario del poder del «pueblo», cercana a «demócrata», mientras que en otros casos se utiliza como una estrategia política malversada por los partidos políticos, o simplemente como un sustantivo sinónimo de los movimientos sociales latinoamericanos; esta situación hace que su definición y utilización redunden en el anacronismo y reduccionismo político e historiográfico.

Algunos de los países estudiados son los siguientes: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, México, Paraguay, Perú y Venezuela.

[4]​ Para algunos estudiosos recopilados en el libro El populismo en España y América, los abordajes de esta categoría establecidos hasta entonces eran estáticos, lineales, desarrollistas e incluso maniqueos.

[6]​ Según el mismo libro, los textos de aquellos especialistas estaban siempre plagados de términos económicos: exportaciones e importaciones, migración campo-ciudad, trabajadores, oligarquías, sectores, estructura socioeconómica, lo que para ellos hace evidente que se había producido un modelo para explicar macroestructuralmente la existencia del populismo.

Allí la gente que le concede poder a los líderes no necesariamente porta un homogéneo sistema de intereses.

Todo lo contrario, en su singularidad, sus personalidades evidencian comportamientos diversos, ambiguos, oportunistas, cínicos, autoritarios, inofensivos, ofensivos, siniestros, excluyentes, es decir la amplitud de la conducta en la vida cotidiana.

Destacan los «nuevos liderazgos» o «neopopulismos», que cuentan con el apoyo de los sectores más pobres.

En Brasil, después de varias administraciones del Partido del Trabajadores, arribó al gobierno Jair Bolsonaro, un perfil polémico que en varias ocasiones a lo largo de su carrera política despotricó contra la democracia y reivindicó las torturas y violaciones a los derechos humanos que cometió la dictadura militar.

Esto fue notorio en el campo político previo a la llegada de Bolsonaro al poder, quien además dijo abiertas declaraciones homofóbicas durante la campaña y suscitó el elogio del propagandista estadounidense Steve Bannon.