Por otra parte, la empresa encargada de la construcción en acero fue la española Urssa.
Para lograr este objetivo, era necesario incrementar la productividad de las terminales, ampliar la oferta logística, dar paso a la iniciativa privada y reordenar los usos mejorando el tráfico de pesqueros, cruceros turísticos y embarcaciones deportivas, facilitando la renovación de las aguas interiores y mejorando las condiciones medioambientales.
Además, supuso un reto por la complejidad ingenieril y la integración en el entorno.
El puente en sí se compone de una estructura basculante en acero formada por dos hojas a 22,5 metros de altura, que se apoyan sobre dos pilas ubicadas en la dársena.
Ayudan a soportar las fuerzas y colaboran en la resistencia de los esfuerzos debidos al viento cuando el puente está abierto.
Las pilas sobre las que se apoya el tablero móvil están cimentadas sobre pilotes y formadas por cajas abiertas de hormigón.
Ahora bien, en superficie, esta operación supone una espera de 20 minutos para los vehículos terrestres que atraviesan el puente.