El término "retorcido" no se utiliza en un sentido de malvado, sino antes bien como resistencia a la solución.
Más recientemente, se han identificado elementos propios a los problemas retorcidos en problemas de áreas diferentes, existiendo ejemplos en áreas como la toma de decisiones, la gestión del conocimiento,[6] o la estrategia empresarial.
De lo anterior se extrae, entonces, que los problemas retorcidos se carracterizan por lo siguiente: Aunque Rittel y Webber formularon el concepto en términos de política social y planificación, los problemas retorcidos ocurren en cualquier ámbito en el que participan stakeholders con diferentes perspectivas.
[10][11] Los problemas de diseño son típicamente retorcidos dado que suelen estar pobremente definidos, implican actores con diferentes perspectivas y no tienen una solución "correcta" u "óptima".
[12] Por eso, los problemas retorcidos no pueden solucionarse con la aplicación de un método estándar o conocido.
En un artículo publicado en 2000, Roberts identifica las siguientes estrategias para hacer frente a los problemas retorcidos:[14] En su artículo de 1972,[15] Rittel insinúa un enfoque colaborativo, en el cual intenta "(...) hacer que las personas que son afectadas pasen a ser participantes del proceso de planificación.
Ellos no serán meramente preguntados sino pasarán a involucrarse activamente en el proceso de planificación(...)" Una desventaja de este enfoque es que lograr un entendimiento compartido y un compromiso para resolver un problema retorcido es un proceso que lleva mucho tiempo.