En lenguajes con ortografías relativamente profundas, como el inglés, francés, chino, tibetano, tailandés, árabe o hebreo, los nuevos lectores se encuentran con una dificultad añadida para aprender a descifrar las palabras.
[1] En lenguajes con ortografías relativamente poco profundas, como el esperanto, euskera, italiano o finés, los nuevos lectores tienen menos problemas para aprender a descifrar las palabras.
[1] Los sistemas de escritura fonética del japonés (hiragana y katakana) son otro ejemplo de ortografías poco profundas, aunque el japonés también utiliza logogramas (kanji), que son significativamente más complicados, y requieren de un mayor estudio para ser dominados.
[2] consideran que la profundidad ortográfica está formada por al menos dos componentes.
X. Marjou[3] utiliza un red neuronal artificial para clasificar 15 ortografías con respecto a su nivel de transparencia.