El pueblo que da nombre al municipio se llamó Ravaneira[3] (o Ravenaria, según trascripción de Marius Férotin)[4] a finales del siglo XI.
Posteriormente, durante todo el resto de medievo, se llamó Ravanera o Rauanera.
Según algún autor, Julián Aydillo San Martín, Rabanera significa "molino del río".
El relieve del municipio está definido por una zona montuosa y boscosa, a gran altura.
El término municipal cuenta únicamente con un núcleo de población, Rabanera del Pinar.
La localidad, situada en un vallejo, está constituida por dos barrios, Zorrera y Rendajal, separados por el río Laisa o Rabanera.
[10] Cerca del lugar de Santa Marta, donde se establecían los pastores que recorrían la Cañada Segoviana, existió una pequeña salina.
Antiguamente, la distribución de la población en el territorio rabanerense fue otra si atendemos la tradición oral.
Paralelamente a este fenómeno, la población urbana, la de las ciudades, envejece y no tiene garantizado el reemplazo generacional.
Según el profesor Julio Escalona,[43] la sierra nunca llegó a quedarse totalmente deshabitada durante los siglos VIII y IX.
Otros autores, como Melchor Ferrer, Domingo Tejera y José F. Acedo, también se hicieron eco de este hecho.
En 1822, las Cortes del Trienio Liberal revisaron los límites provinciales y el límite entre las provincias de Burgos y Soria quedó en los montes que separan Rabanera de Aldea del Pinar.
[68] Las noticias sobre los efectos en Rabanera del Pinar y comarca de la primera guerra carlista son numerosas.
[69] En 1860, cuando ejercía de maestro en Rabanera Francisco Gómez, la escuela estaba dotada con 650 reales.
[70] El pueblo Rabanera del Pinar, en 1869, participó con 531 firmas en la Petición Dirigida a las Cortes Constituyentes en Favor de la Unidad Católica en España.
[72] En 1887, el Diccionario geográfico de Pablo Riera y Sans describía así la localidad: "RABANERA DEL PINAR.
- Villa con Ayuntamiento, a la que se hallan agregados tres edificios, viviendas y albergues aislados.
Las 150 casas que la constituyen se hallan diseminadas, ocupando gran extensión, en grupos unas y formando barrios otras.
La iglesia parroquial y casa en que el ayuntamiento celebra sus reuniones son a propósito para el objeto a que se hallan destinados, sin que se note en ellos circunstancia digna de una mención especial, siendo digna de citarse la torre, que es obra de la Naturaleza, pues está formada por una elevada peña, en cuya parte superior, por medio de huecos ejecutados al efecto, se hallan colocadas las campanas.
Además, esta línea une la villa con La Gallega, Pinilla de los Barruecos, Gete, Mamolar y Hacinas.
Varios artistas y creadores han manifestado que la localidad de Rabanera del Pinar está muy presente en su obra.
[100] Al finalizar el siglo XIX, Pascasio Elvira Cibrián regentaba un comercio de ultramarinos en la localidad.
[101] A principios del siglo XX, Antonio Marín Nieto tuvo una fábrica de embutidos, ultramarinos y paquetería.
El servicio de farmacia estaba compartido con Hontoria del Pinar y correspondía al licenciado Miguel Camarero en 1901.
Los juegos infantiles típicos eran: botones, carabin, chita, comba, corro, estira y encoge, gallinita ciega, hinque, mula corrida, prendas, tabas, tejo, tocoya, tres navíos, tuta y veo, veo.
Los niños de la localidad, cuando eran muchos y existía escuela, cantaban el gallo (llamado en otros lugares gallofa) recorriendo las casas pidiendo un donativo en forma de comida o dinero en vísperas navideñas.
Antiguamente, los vecinos prestaban servicios a la comunidad en los trabajos de poza, frontera, obreriza y adra.
El escritor Eduardo de Ontañón llamó a Rabanera "Aire filtrado en los pinos" y Juan José Pérez Solana "la del celeste mirar y la del verde vivir" (Estampas burgalesas en Diario de Burgos).
Rabanera todavía emplea palabras de poca difusión balago, gajo, mogos, picota, pincha, portillo, rancajo, tosterón, zumbón, etc.
La jornea, que etimológicamente debe significar vestido de jornada, era como sigue: "Traje cerrado, pero tan estrecho y de hechura tan extraña, que para ponérselo entra primero la cabeza y para quitarlo tiene en la espalda una lanzada, y entrándola en una escarpina que está a prevención elevada en la pared del dormitorio, van sacando poco a poco el cuerpo de la jornea, quedando colgada y en disposición para vestirse a la mañana siguiente".