Ramón Fos Adelantado

Seguidamente fue destinado a ocupar distintos cargos, siendo coadjutor de Montán, Cárrica y Soneja (Castellón).

Existen pocos testimonios acerca de su vida como párroco; sin embargo, se le define como «humilde en el concepto de sí mismo, distinguiéndose por su carácter jovial, afable y caritativo, lo que le mereció el cariño y respeto de cuantos le trataban, bien católicos, bien indiferentes y aun anticatólicos».

[2]​ Al comenzar la guerra civil española, y en previsión de la persecución religiosa que se avecinaba, decidió dejar Corcolilla, dirigiéndose a Casas Altas, donde poseía familiares y amigos que podrían protegerle.

Lo cogieron porque lo denunció un pastor de Casas Bajas (…), que dijo dónde estaba escondido.

El abuelo Mariano terció varias veces ante los que lo llevaban: <¡Va, dejar al hombre y olvidaros del asunto!>.

Dicen si pusieron en la fosa un lecho de romeros y envolvieron el cuerpo con una manta.

(…) luego pusieron una cruz de madera, y allí ha estado desde entonces; todavía puede verse en un lado del camino.

Pero en cierta ocasión que pasé por allí vi que alguien le había puesto un ramo de flores....[3]​ Por decisión del Comité Revolucionario de Casas Bajas (Valencia) lo enterraron en el mismo lugar donde lo mataron, y allí estuvo toda la guerra.

Detalle de la placa que hubo en la fachada de la parroquia de Casas Bajas , en la que se recoge el nombre de Ramón Fos Adelantado, sacerdote asesinado en 1936.