Tampoco Jovino —un nuevo usurpador surgido ese año en la Galia— les dedicó su atención.
[3] No continuó, sin embargo, la lucha contra ellos porque prefirió dirigir su atención a eliminar la resistencia que le presentaron en Hispania varios parientes de Honorio y sobre todo, a prepararse para rechazar una nueva campaña del gobierno imperial, que estaba concentrando tropas para ello en Ticinum (la actual Pavía) y en negociaciones con Alarico para que participase con sus godos en ella.
[6][nota 1] Para mediados de 409, la resistencia se había extendido lo suficiente como para que las tribus bárbaras decidiesen abandonar sus asentamientos y dirigirse a Hispania con la intención de saquearla y asentarse allí.
[7] Los grupos bagaudas consiguieron, con ello, dominar un área que abarcaba Aquitania segunda, Lugdunensis secunda, Lugdunensis III y Lugdunensis IV[1] El gobierno de Honorio envió a Flavio Constancio en 411 para acabar con Constantino de Britania y para septiembre, lo consiguió derrotar en Arlés aunque no pudo continuar su campaña por el resto de las Galias y recuperarlas completamente para el Imperio ya que tuvo que volver a Italia para defender a su gobierno frente a los visigodos.
Llegó, finalmente, a un acuerdo con ellos en 416 donde aceptó que, tras recuperar Hispania para el Imperio, recibiesen un lugar donde asentarse definitivamente.