[2] El primer choque se libró en Lukovo el 21 de octubre, donde los rebeldes vencieron a las tropas enviadas para aplastar el alzamiento.
[4] Si lograban elegir doce diputados, podrían recobrar el cuórum parlamentario; para ello contaron con el decidido apoyo del soberano, que hizo campaña por todo el país contra los radicales.
[4] Estos volvieron a dimitir, y con ello precipitaron la renuncia del Gobierno, que Milan no aceptó.
[4] Para frustrar a los radicales, se celebraron nuevas votaciones, eliminando a los candidatos que renunciasen al escaño y entregando este al siguiente aspirante más votado; de esta forma, el Gobierno alcanzó el resultado deseado.
[5] La derrota electoral hizo que el presidente del Consejo de Ministros, el progresista Milan Piroćanac, dimitiese, pero el monarca se negó a encargar la formación del nuevo gabinete a los radicales y formó uno de funcionarios, presidido por el ultraconservador Nikola Hristić.
[2] Según la Gran Enciclopedia Soviética, la rebelión se desencadenó a causa de los vestigios de feudalismo aún presentes en el país, como el pago mediante trabajo o el encarcelamiento por deudas, así como por los onerosos impuestos, la tiranía burocrática, y el poder creciente del capital comercial y la usura.
En medio de la tensa situación política, estalló la revuelta en el este del país, región donde los radicales contaban con amplias simpatías.
[10] Los dos gabinetes siguientes aprobaron leyes que aumentaban el poder del Gobierno frente a los ayuntamientos y limitaban las libertades políticas.