Retórica centrista

[3]​ Se relaciona comúnmente al centrismo, una posición política propia de la democracia representativa que se caracteriza por ser una ideología de larga tradición, que carece de concepciones axiomáticas del hombre —individuo, sociedad—, y el orden político —la ley, el Estado—; las ideas centristas se retrotraen a Aristóteles («el hombre es un animal político»)[4]​ y Kant («la característica del hombre es la facultad de juzgar»),[5]​ buscando establecer un orden político social basado en la racionalidad y el consenso.

La retórica centrista -como cualquier otra modalidad del discurso- puede ser utilizada como técnica demagógica.

Este "centrismo demagógico" consiste principalmente en descalificar al adversario mostrándolo como extremista en lugar de refutar sus afirmaciones.

[19]​ En un contexto similar se ha aducido que "El hallazgo estratégico del centrismo es la campana de Gauss.

El centrista calcula la curva para cada cuestión, y busca situarse allí donde haya más votantes".

Obviamente, la mayoría -sino no todos- estarán a favor de tales medidas -de la misma manera que no habrá muchos que se opongan a las madres y los postres- Igualmente obvio es que oponerse a la ineficiencia y al despilfarro no significa mucho en términos concretos: se mantendrá el coste pero se demandara mayor producción?

Por ejemplo: O pueden formularse como sentencias de hecho: Junto a esa "demonizacion implícita" se tiende también a utilizar recursos retóricos tales como el victimismo y los prejuicios sociales derivados de los prejuicios cognitivos, buscando culpar a algún sector minoritario o fácilmente marginable de todos los males sociales, sector que en adición puede ser presentado como actuando intencionalmente y en colusión explícita o implícita con el adversario político.

Otra técnica es la falacia del punto medio[26]​ que consiste en atribuir una credibilidad inmerecida a una aseveración o una postura por el mero hecho de que se presente como -o realmente sea- intermedia al resto de posturas.

Esta falacia viene del hecho de que con frecuencia una posición intermedia o moderada suele ser correcta.

El mero hecho que se derive de un razonamiento, en este caso, falaz, no le quita validez.