La obra está firmada con el célebre monograma del artista, abajo a la izquierda.
Cuatro años después le encargó un nuevo lienzo, Hércules matando a los pájaros del Estínfalo, para embellecer una sala de su castillo, y se haría retratar de nuevo por el artista en 1524 con un grabado a buril.
La tipología del retrato remite al arte flamenco contemporáneo, como la estratagema del parapeto abajo sobre el que la figura apoya los brazos, o también el motivo de la carta enrollada en la mano.
La postura erguida, la rica vestimenta con la gorra grande con la ala vuelta, subrayan el carácter obstinado de Federico y su estatus.
Los ojos bien abiertos miran decididos al espectador, generando cierto asombro.