Retrato de una bruja

Es entonces cuando deciden acudir a Hilaria, una mujer sabia, una hechicera con superpoderes, que vive un poco apartada pero en el mismo pueblo.

Hilaria somete a Ana a una serie de encantamientos, recubre su cuerpo de ungüentos y la hace tragar pócimas, así Ana puede no solo encontrarse con Martín sino participar en ceremonias más esotéricas hasta llegar al aquelarre, convirtiéndose en una auténtica bruja.

Las noticias sobre la brujería se extienden y ello ayuda a crear la atmósfera propicia en el pueblo para la propagación de dichas creencias entre las gentes crédulas.

[1]​ La obra quedó finalista del premio Planeta en 1970, con una votación final de 3 a 2 a favor de la novela ganadora La cruz invertida del escritor argentino Marcos Aguinis.

El periódico francés Le Monde la calificó como «una de las mejores novelas publicadas en España en los últimos treinta años».