En 1897 reinaba gran descontento en Guatemala debido a los problemas económicos derivados de los intentos del general Reina Barrios de promover el ferrocarril interoceánico mediante la fastuosa Exposición Centroamericana.
Como el ferrocarril no fue concluido a tiempo para cuando se realizó la exposición, todos los gastos fueron en vano y Reina Barrios se vio obligado incluso a cerrar las escuelas primarias en el país.
En ese tiempo no existía todavía el Canal de Panamá —que se iba a empezar a construir hasta 1903— y la idea de Reina Barrios había sido poner todos sus esfuerzos en promocionar este ferrocarril mediante la Exposición Centroamericana de 1897; desafortunadamente, el ferrocarril no fue concluido a tiempo y la exposición fue un rotundo fracaso que quebró la economía del país, y obligó al presidente a tomar medidas de austeridad, como cerrar las escuelas públicas.
La sociedad quetzalteca mandó una petición urgente al presidente para que no se llevará a cabo la ejecución, a lo que este accedió, pero su ministro de Gobernación, el licenciado quetzalteco Manuel Estrada Cabrera -quien tenía una problema personal con Aparicio por las concesiones de la empresa eléctrica de Quetzaltenango- demoró enviar el telegrama con el indulto a Quetzaltenango hasta después de la ejecución.
[8] El 4 de octubre del mismo año el ejército, al mando del general de división Calixto Mendizábal, retomó el control y dio fin a la revolución.