Rosquillas tontas y listas

[1]​ Las fiestas de San Isidro se solían acompañar con diversas rosquillas compradas en estantes en los que se ofrecían ensartadas en un bramante.

Tal era la fama que pronto los tenderetes vendían sus rosquillas afirmando ser familiares de la Tía Javiera.

Las rosquillas tontas no llevan ningún acabado, no van bañadas, de ahí su nombre indicando la simpleza de su masa.

Las listas van bañadas con un azúcar fondant (elaborado con un sirope de azúcar, zumo de limón y huevo batido) del color que se les quiera dar, es habitual el amarillo.

Las de Santa Clara están recubiertas con un merengue seco, originalmente blanco.

Rosquillas listas, con su recubrimiento clásico.
Rosquillas tontas.
Surtido de las rosquillas de San Isidro . En orden de izquierda a derecha: listas, tontas, francesas y Santa Clara