Resultó ser culpable, junto a su cómplice José María Cuenca, de crímenes de lesa humanidad por lo que fue condenado a prisión perpetua y a destitución de su grado militar del Servicio Penitenciario Federal.
Varias personas que habían sido secuestradas por personal policial y militar ―en el marco de la dictadura cívico-militar (1976-1983)― fueron trasladadas a distintos centros clandestinos de detención.
[6] El delincuente Rubén Alberto Gómez aparece nombrado en el libro Nunca más como:[7] Rubén Gómez fue ―durante largo tiempo― impune por la Ley de Punto Final, promulgada el 24 de diciembre de 1986 por el presidente Raúl Alfonsín.
[8] En 2003, durante el Gobierno de Néstor Kirchner, el Congreso la derogó.
[2] El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas determinó que Gómez fue autor de tormentos agravados en por lo menos 18 casos y Cuenca en otros 11.