Sagrario Aguado

El atletismo femenino estuvo prohibido por el régimen franquista hasta 1963, [3]​[4]​con el argumento de que masculinizaba a las mujeres y las separaba del camino natural al que debían consagrarse, el hogar.

Por tanto, aunque en 1966 las mujeres ya podían ser atletas, el entorno político, social y religioso de la dictadura no lo veía con buenos ojos y estigmatizaba muchas veces a las deportistas tachándolas de marimachos.

Aguado fue, por tanto, de las primeras atletas en romper este tabú y practicar una especialidad del deporte femenino en la que obtuvo numerosos éxitos, y ello a pesar de que compaginaba los entrenamientos con su trabajo en una financiera y sus estudios universitarios en Ciencias Sociales, que realizaba en horario nocturno.

Fue pionera en utilizarlo, compaginándolo con el salto a rodillo y obteniendo récords con ambos estilos.

Aguado fue de las primeras atletas en conciliar vida matrimonial y deporte, demostrando que, pese al pensamiento imperante, no eran aspectos incompatibles.

Sagrario Aguado fue la primera atleta española en utilizar el estilo Fosbury para saltar.