Neptuno, afligido, envió un delfín en su busca para persuadir a la bella ninfa de que regresara y compartiera su trono.
[6] Derivado del latín sāl, que significa "sal", su nombre denota el mar extenso y abierto.
Aulo Gelio, en sus Noches áticas 13.23,[10] señala que los sacerdotes romanos invocaban atributos específicos de varios dioses, "maia Volcani, Salacia Neptuni, hora Quirini, nerio Martis".
[11] Para Dumézil, "las dos entidades femeninas asociadas a Neptuno: Salacia y Venilia, expresan dos aspectos, dominios o modos de acción del dios.
El pueblo, ya romanizado, sublevado y entristecido, hizo los más diversos votos por la muerte de aquellos piratas.