Durante el régimen fascista, no hubo una "fascistización" (fascistizzazione) del Senado equivalente a la realizada en la cámara baja.
Los senadores nombrados antes de la Marcha sobre Roma, como Einaudi y Croce, conservaron sus escaños en el Senado.
Fue formalmente suprimido el 7 de noviembre de 1947,[2] llevando así al Senado a la extinción, aunque en realidad había perdido casi todo su limitado poder durante los últimos años del régimen fascista.
El Rey nombró a los Senadores del Reino ad vitam (de por vida).
Tenían derecho a honores ligeramente más altos que los diputados electos de la cámara baja.