Se desconoce la fecha exacta de su defunción.
Otros argumentan que la reina Urraca no murió hasta el año 1189,[1] a pesar de que los Anales Toledanos situaron su defunción en el año 1179.
En el epitafio colocado en la urna se usaba una cronología desfasada, lo que ha llevado a sospechar que dicho epitafio, aunque colocado en el siglo XVI, es una mera repetición de uno anterior.
[3] En 1896 fueron examinados los restos mortales de la reina y fotografiados, constatándose entonces que seguían conservándose en buen estado desde que había sido examinada durante el reinado de Isabel II, que donó un manto azul para ser envuelta en él.
[3] El ataúd policromado fue restaurado en 2023 y se aprovechó para volver a examinar el cuerpo y fotografiarlo, observándose que continuaba perfectamente conservada debido a una momificación natural.