Presentan generalmente la forma de un lomo abovedado, constituido por eminencias redondeadas con cumbres achatadas o mesetiformes.
Solo en algunos sectores los valles fluviales, al ensancharse y ahondarse, generaron un paisaje de aspecto más montañoso, con perfiles algo elevados y abruptos pero que apenas superan por 200 metros la llanura circundante, denominada peniplanicie del Sur o planicie de Apóstoles.
Hacia el norte de la misma el exceso de escorrentía fluye hacia la cuenca del arroyo Carupá, un afluente del río Alto Paraná, mediante varios cursos fluviales, entre los que se encuentran el loquiño, el San Juan, el Quintana, el Durazno, el San José, el Guasupí, el Pindapoy Grande, etc.
Uno es el extremo austral del bloque selvático que viene desde el nordeste y es asignado al distrito fitogeográfico de las selvas mixtas,[2] representado aquí por una foresta de timbó colorado (Enterolobium contortisiliquum), lapacho negro (Handroanthus heptaphyllus), yvyrá-pytá (Peltophorum dubium), anchico colorado (Parapiptadenia rigida), urunday (Astronium balansae), etc.
Esta foresta pasa hacia el bosque de capones o mogotes del distrito fitogeográfico de los campos y malezales, dominado por una vegetación leñosa de características más xéricas que la precedente, donde aparecen elementos de tipo chaqueño y del cerrado, los que están ausentes o son muy infrecuentes en las selvas mixtas; entre ellos, además del dominante urunday, encontramos: al zapallo caspi (Pisonia zapallo), el ybyrá-jhú (Achatocarpus praecox), la espina corona (Gleditsia amorphoides), la chichita (Lithrea brasiliensis), el guayabo (Acca sellowiana), la congorosa (Maytenus ilicifolia), el ananá silvestre (Ananas sagenaria), el caraguatá (Bromelia balansae), el ambatí (Cordyline dracaenoides), el niño urupá (Aloysia virgata), el espinillo (Acacia caven), el aguaribay (Schinus molle), el tatané (Chloroleucon tenuiflorum), Coutarea hexandra, algunas cactáceas, pequeñas como Frailea, o altas como los cardones (Cereus stenogonus y Cereus paraguayensis) y la tuna ( Brasiliopuntia schulzii), etc.[3] A estos bosques Martínez Crovetto los denominó “distrito del urunday”.
Ecorregionalmente su superficie emergida pertenece a la ecorregión terrestre selva Paranaense ecotonando con la de los campos y malezales.
[18] Las coladas basálticas suelen presentarse intercaladas con aeolianitas ortocuarcíticas supermaduras, adecuadamente estratificadas, las que poseen un origen ligado al gran paleo-desierto continental de Botucatú.