Claude-François-Marie Rigoley, el conde de Ogny, había ayudado a Haydn a participar en los conciertos de la Loge Olympique, y le encargó otras tres sinfonías.
La partitura está escrita para una orquesta formada por:[1] Las partes para trompetas y timbales es probable que fueran incluidas con posterioridad o bien añadidas a la partitura original en páginas sueltas al igual que en la Sinfonía n.º 86.
[1] En cuanto a la participación del clavecín como bajo continuo en las sinfonías de Haydn existen diversas opiniones entre los estudiosos: James Webster se sitúa en contra;[8] Hartmut Haenchen a favor;[9] Jamie James en su artículo para The New York Times presenta diferentes posiciones por parte de Roy Goodman, Christopher Hogwood, H. C. Robbins Landon y James Webster.
No obstante, existen grabaciones con clavecín en el bajo continuo realizadas por: Trevor Pinnock (Sturm und Drang Symphonies, Archiv, 1989-1990); Nikolaus Harnoncourt (n.º 6–8, Das Alte Werk, 1990); Sigiswald Kuijken (incluidas las Sinfonías de París y Londres; Virgin, 1988-1995); Roy Goodman (Ej.
Se inicia con una introducción lenta, marcada Adagio, a la que sigue el cuerpo principal del movimiento, macado Allegro assai.
Haydn resuelve aquí el problema de unificar la introducción y el cuerpo principal del movimiento permitiendo que el material musical subsidiario de la introducción se convierta en el tema principal del Allegro assai.
Pero se reanuda suavemente el primer tema en la remota tonalidad de re bemol mayor.