Este escogió Jerusalén; Abu Ubaidah se dirigió hacia ella desde Jabiya, precedido por Jálid ibn al-Walid y sus jinetes, que formaban la vanguardia.
Las huestes musulmanas alcanzaron la ciudad hacia comienzos de noviembre y la guarnición se encastilló tras las murallas.
[6] Tras la derrota bizantina en Yarmuk, el patriarca de Jerusalén, Sofronio se apresuró a mandarlas reforzar.
[8] Aunque se desconocen los pormenores del asedio,[nota 2] parece haber sido relativamente incruento.
En cualquier caso, la argucia hizo que Sofronio se negase a tratar con los sitiadores.
[12] A principios de abril del 637, Omar llegó a Palestina y pasó primero por Jabiya,[13] donde lo recibió Abu Ubaidah, ibn Walid y Yazid ibn Abu Sufyan que habían acudido con una escolta para presentarse ante el califa.
Por parte musulmana, los testigos del pacto fueron Jalid, Amr, Abdur Rahman bin Awf y Muawiya.
A finales de abril del 637, Jerusalén se entregó oficialmente al califa.
[15] Tras casi quinientos años de opresivo gobierno romano, los judíos pudieron regresar a la ciudad y retomar el culto.
[17] Obedeciendo las instrucciones que había recibido del califa, Yazid marchó a Cesarea y la cercó.
[19] La primera mención a este edificio es la del obispo galo Arculfo, que visitó la ciudad entre el 679 y el 682; en su obra menciona un edificio de traza primitiva que permitía alojar a tres mil personas y que se había construido sobre las ruinas existentes, con vigas de madera y tablones.
[19] Durante los siguientes cuatrocientos años, la ciudad fue perdiendo importancia, a causa de las rivalidades entre caudillos musulmanes que se disputaron el poder regional en esa época.