Sitio de Tiro (332 a. C.)

[12]​[13]​ Alejandro Magno ordenó a sus ingenieros que utilizaran los escombros pertenecientes a la ciudad abandonada en el continente para construir una calzada elevada y, una vez cerca de las murallas, emplearía su maquinaria de asedio tanto desde la calzada como desde sus barcos y así finalmente derribar las fortificaciones.

[17]​ Ante la negación de los tirios a someterse a la autoridad de Alejandro, este les propuso que les perdonaría si le permitían ir al templo de la deidad fenicia Melkart y realizar una ofrenda ahí, pero los tirios le sugirieron utilizar el templo ubicado en tierra firme; Alejandro envió entonces una segunda embajada compuesta de representantes macedonios pero los tirios asesinaron a estos representantes y arrojaron los cuerpos al mar lo cual enfureció a Alejandro.

[19]​[12]​ Otra razón práctica era conseguir dinero para financiar las campañas que siempre se encontraban en apuros económicos y conquistar y saquear Tiro seria una buena forma de lograr eso; días antes, Parmenión había capturado sin oposición el tesoro real persa dejado en Damasco lo cual puso fin temporalmente a las preocupaciones financieras de Alejandro, pero esta cantidad era minúscula comparada con la que Alejandro proyectaba conseguir de Tiro.

[20]​ Cuando Alejandro se encontraba en recién rendida ciudad de Marato (hoy ubicada en Siria y llamada Amrit) e iba rumbo a Tiro, recibió a una embajada de oficiales y diplomáticos persas enviados por Darío que le llevaban una carta enviada por Darío.

[21]​[22]​ En la carta, Darío le pidió a Alejandro que detuviera su guerra y que mejor negociaran; también le pidió que liberara a su esposa, madre e hijos, los cuales Alejandro había capturado en Issos cuando Darío huyó del campo de batalla; Darío le recordó a Alejandro que cuando su padre, Filipo II de Macedonia estaba vivo, Persia y Grecia habían estado en relaciones amistosas hasta que Alejandro, sin razón legítima, invadió Persia; Darío también dijo haber peleado solo porque no tuvo opción y debía salvar su nación y su trono.

Sin embargo, el intento de llegar a un arreglo diplomático fracaso debido a que Alejando no buscaba una alianza o la cesión de territorio persa, sino la dominación total del imperio bajo su dominio y autoridad; él no estaba interesado en negociaciones ni arreglos.

También lo acusó de haber apoyado económicamente a los espartanos, el único pueblo griego que no se unió a la Liga de Corinto, creada y dirigida por Alejandro con la cual conquistaría Persia.

[21]​ Tiro controlaba el mar con su flota y la única manera de aproximarse a la isla era atravesándola, labor que Alejandro Magno no podía realizar puesto que su armada se encontraba muy lejos.

Al iniciar la empresa asiática, había estudiado atentamente los textos de Jenofonte y, al encontrarse ante Tiro, supo aprovechar a la perfección las anotaciones históricas que el siciliano Filisto había hecho sobre las campañas militares de Dionisio I de Siracusa, quien durante la guerra contra los cartagineses se había topado con una ciudad muy similar a Tiro.

[6]​[33]​[6]​ En un principio, los tirios observaron las obras de ingeniería con escepticismo, puesto que habían resistido 13 años de asedio babilonio, pero el rey babilonio no era Alejandro Magno, quién estaba dispuesto a tomar la isla costara lo que costara.

[18]​ La lengua de tierra comenzó a avanzar y los tirios realizaron las primeras maniobras para combatirlo.

[29]​ Construiría un nuevo espigón; esta vez, más ancho aún y tomaría el control del mar.

La flota tiria, emprendió una pequeña escaramuza contra la armada macedonia, pero tras la pérdida de varias naves, se resguardó en los puertos.

Alejandro había conseguido bloquear a Tiro, por lo que ya no podrían llegar suministros por mar.

[33]​ Los habitantes de Tiro se defendían con unas energías que Alejandro Magno no había visto nunca, los admiraba y a la vez sentía una enorme frustración por el enorme retraso que le estaba causando aquella pequeña isla.

Pero aún quedaban más sorpresas, pues largas picas terminadas en afiladas cuchillas colgaban desde las torres de la ciudad, cortando las cuerdas que sostenían los arietes y haciendo caer sus cabezas contra el empedrado, se respondió techando las estructuras de los arietes con madera hasta las murallas, pero los defensores consiguieron colar sogas con lazos y elevar las cabezas de los arietes.

Resistieron en cada calle, cada esquina, cada plaza y cada rincón de la ciudad, siendo masacrados por las expertas tropas helenas.

Los últimos defensores murieron en el Agenorium, un templo dedicado al fundador mítico de la ciudad.

Acción naval durante el sitio de Tiro, por Andre Castaigne.
Esquema del cerco de Tiro . El dique devino luego tómbolo y la isla, istmo.
Vista aérea de Tiro en 1934 conectado a tierra firme por el puente terrestre de Alejandro
Alejandro asediando Tiro. Grabado de John Williams (1902).