Permanecería en Fontevraud doce años antes de que se le permitiera volver a Versalles en 1750.
[3] Si bien la educación de las princesas fue descuidada en Fontevraud, Sofía y sus hermanas iniciaron sus estudios después de su regreso a Versalles, siendo alentadas en esto por su hermano el Delfín, con quien inmediatamente formaron una estrecha relación.
Se dedicaron arduamente a estudiar y dedicaron casi todo su tiempo a ello; se permitieron escribir correctamente en francés y adquirieron un buen conocimiento de historia.
Le tenía una fuerte fobia a los truenos y se sabía que reaccionaba fuertemente hacia ellos, durante los cuales debía mantener largas conversaciones para calmarse.
Todo marchaba bien hasta que se metió en el asunto la emperatriz María Teresa I de Austria, madre de María Antonieta, la cual finalmente logró persuadir a su hija a decir algunas palabras a la favorita del rey, estas palabras fueron: "Hay mucha gente en Versalles hoy.
La hija menor de su sobrino Luis XVI, nacida en 1786, fue llamada Sofía en su honor.