Sonia Viveros

Su familia vivía en un edificio ubicado en calle Agustinas, donde funcionaba la emisora radial en la que trabajaba su padre.

[5]​ Debido a la popularidad de su padre en el medio radial, Viveros desde su infancia demostró interés en aprender dicha labor y a la edad de nueve años, realizó sus primeras presentaciones en radioteatro, cuando aún cursaba el colegio.

Su debut fue en El invernadero, de Graham Greene, junto a Malú Gatica y Héctor Noguera.

La serie convirtió en todo un éxito para la época, logrando que Viveros, quien sólo tenía 15 años, se posicionara como una estrella de gran popularidad.

Paralelamente, comenzó a incursionar en el género de las telenovelas producidas por Protab, en roles protagónicos, en La otra Soledad (1975) J. J. Juez (1975), María José (1976) y Los amigos (1977).

La fama y el reconocimiento llegaron en 1981 con la exitosa teleserie La madrastra de Arturo Moya Grau, donde debuta la actriz Claudia Di Girolamo.

Luego de haber protagonizado La madrastra (1981) y Alguien por quien vivir (1982), ingresó triunfante tras esos éxitos a TVN, reclamada por la productora Sonia Fuchs, llegó a ser la actriz más poderosa y mejor pagada en esa época, la primera gran estrella de Televisión Nacional.

No obstante, ese mismo año le diagnostican lupus, enfermedad degenerativa del sistema inmunológico que en su caso afectó seriamente la vascularización cerebral.

Su hermana mayor había fallecido de un tumor cerebral, por lo que ya existían antecedentes familiares poco favorables para ella.

A su vez, condujo programas propios y haciendo apariciones como invitada hasta mediados de la década.

En tan solo un año y medio sufrió cuatro infartos cerebrales: el último de ellos, fatal.

Sus esposos en orden cronológico fueron: Entre sus otras parejas públicas se encuentran el actor José Secall, con quien tuvo un romance en su juventud que terminó cuando Viveros ingresó a la televisión, y posteriormente, se reencontraron y tuvieron una relación a comienzos de 1990.

Internada en la Clínica Santa María, la enfermedad le provocó una cadena de infartos en los huesos, en la vascularización y en el oxigenación sanguínea cerebral.

El impacto de su estado crítico, causó que diversas personas se reunieran afuera del hospital para realizar una masiva cadena de oraciones y conmovió a celebridades del espectáculo y la televisión, en la difícil situación que le podría provocar la muerte.

[19]​ Tuvo una esperanzadora recuperación y continuó su exitosa carrera, con un lupus controlado durante toda la década de 1990.

Ante esto, el medio artístico generó diversos eventos y actividades para cubrir los gastos de su enfermedad.

Krauss sostuvo que la querella presenta «un incumplimiento de contrato por un lado y con la indemnización de perjuicios correspondiente, eso en relación al contrato propiamente tal y por otro lado aquí hay indemnizaciones por daños morales ocasionados».

[26]​ Si bien la actriz había expresado donar sus órganos, esto no se pudo debido a su enfermedad crónica.

[27]​ Su cuerpo fue trasladado a Santiago, en la cual el sacerdote Felipe Berríos, realizó una misa pública en la iglesia de la Divina Providencia para despedir sus restos, cómo era su deseo.

[29]​ Fue recibida con aplausos por las alrededor de 4000 personas que llegaron al Cementerio Parque del Recuerdo.

Berríos, declaró: «El pueblo sabe reconocer cuando un artista es verdadero y es capaz de transmitir lo que la gente quiere ver».