Hoy en día es una parroquia que incluye tres caseríos: Juan Pedro, La Canela y Las Piedras.
Tres años después, en 1739, muere en Martinica el histórico fraile fundador de regreso a España.
Para esa fecha el pueblecito contaba con 80 familias formalmente constituidas y 425 habitantes, con algunos españoles, pues la mayoría estaba integrada por indios chaimas nativos de la región.
Como consecuencia de esta nueva incursión, las únicas 10 familias sobrevivientes fueron a refugiarse en Soro.
Indudablemente que las misiones jugaron un papel muy importante en la futura vida de Soro, a donde arribaron posteriormente otras familias europeas a partir del siglo XIX, donde todavía permanecen sus descendientes, entre ellos los Pomenta, los Dicurú y otros provenientes de las Antillas Menores de apellidos exóticos tales como Albott, Morris, Maguirre, Aias, Pier, Bethelmy, cuyos descendientes viven actualmente en Soro, además de una nutrida inmigración a principios del siglo XX proveniente de la isla de Margarita y otras regiones del país entre las cuales se cuentan los apellidos Maneiro, García, Gómez, Morao, Rísquez, Bello, Granados, Gil, Leal, Chacón, Córdova, Vásquez, Velásquez, Azócar, Alfonzo, Baldó, Ramos, Marín, Patínez, Lárez, Lanzón, Zambrano, Romero, Matos, Cariel, Clemant, Guerra, Orfila, Gourvilla y muchísimos más.
Ambos desembocan en el Golfo de Paria y cuando crecen, el pueblo se transforma temporalmente en una isla.
Hay médicos, abogados, ingenieros, licenciados, profesores, enfermeras, arquitectos, químicos, militares, sacerdotes, economistas, pintores, cantantes, ebanistas, artesanos y políticos destacados, pero la máxima representación está personificada en la maestra Juana Chachá de Azócar -la maestra Juanita- que dedicó, durante varias generaciones, 50 años ininterrumpidos al servicio de la educación del pueblo.
En lo cultural, se destacan las fiestas patronímicas en honor a su patrono San Juan Bautista por las que su población profesa gran devoción, así como una novel artista plástico llamada Olivia Bello, hija de Juana Cariel y José Bello quien donó dos esculturas emblemáticas a este pueblo una la Iglesia San Juan Bautista y otra a la plaza del cementerio del pueblo donde celebran todos los años el día de los muertos.También se celebran las pintorescas y coloridas parrandas navideñas y comparsas de carnaval donde predomina el juego con agua.
José Azócar, deportista múltiple, practicó exitosamente las disciplinas de batimbol, voleibol, básquetbol y béisbol.