Constantemente nuevas entidades reales son creadas como devenir de estas relaciones.
[5][6] Hartshorne fue profundamente influenciado por el filósofo francés Jules Lequier y por el filósofo suizo Charles Secrétan, quienes afirmaron que en Dios la libertad de devenir está por encima de su sustancialidad.
Al ser justo, Dios determina que la bondad es recompensada y la maldad es castigada.
[9] En el misticismo judío, Tzimtzum (צמצום "contracción" o "constricción") se refiere en la teoría Cabalística a que en la creación Dios "contrae" su esencia infinita para permitir un "espacio conceptual" en el cual un mundo finito e independiente exista.
Este concepto de Tzimtzum contiene una paradoja, pues exige que Dios sea simultáneamente trascendente e inmanente.
[10][11] En el cristianismo, "lo invisible de Dios, su eterno poder y deidad se deja ver desde la creación del mundo, siendo entendido en las cosas creadas" (Romanos 1:20).
[13] Por otra parte, el hinduismo define Brahman como a la vez trascendente e inmanente, verdad omnipresente, infinita, eterna, que no cambia, pero que causa y está causando todos los cambios.