Ante la presencia de la policía municipal, huyeron hacia la Clínica Urológico San Román, situada en una quinta vecina.
Siete mujeres se encontraban trabajando allí en ese momento, una médico, tres enfermeras, una recepcionista y dos secretarias.
Las otras cinco mujeres (Aída Molina, Gloria Ojeda, Zulay Quintero, Virginia Castro y Teresa Rodríguez) quedaron a merced de los secuestradores.
La zona se fue llenando de policías, periodistas, dirigentes políticos y curiosos.
35 francotiradores tomaron posiciones, mientras camarógrafos y reporteros corrían detrás de los agentes que rodeaban el edificio.
[1] Los secuestradores exigieron la entrega de un automóvil para salir y que nadie les siguiera.
La policía había entregado el vehículo sin llaves, lo que enfureció a los delincuentes, quienes pidieron otro auto.
La apretada masa de rehenes y hampones se situó al lado del auto.
Teresa Rodríguez volteó justo para ver a Antonio Peña accionando su pistola contra Aída Molina al tiempo que le decía: “como la policía me falló, ahora yo te mato a ti”.