Transculturación narrativa en América Latina es un libro escrito por el crítico literario uruguayo Ángel Rama en 1982.
Primero, en la época de independencia lo que hace representativo a América Latina es su lucha contra el periodo virreinal, sus gestas heroicas y su belleza natural.
En la etapa siguiente, en el periodo posterior a la independencia (1870 a 1910), domina la originalidad con base en la idea de América Latina —que hasta ese momento no existía— y modifica la representatividad en la ampliación de los temas que era posible tratar.
A la cultura le corresponderá aquí un rol "patriótico-social":[1] corrientes como el criollismo, el indigenismo, el nativismo y otros movimientos se encargan de afirmar lo nacional en la invariabilidad geográfica.
Esto da pie para la universalización del regionalismo y para pensar la resistencia de la Hinterland con respecto a las capitales desde otra posición.
En Doña Bárbara, por ejemplo, los principios ilustrados que guían la novela separa la lengua de los personajes populares del registro educado.
Las vanguardias artísticas, sin embargo, fueron las primeras en oponerse al proyecto ilustrado que pregonaba la fe ciega en el progreso guiado por la razón.
Esta tendencia vanguardista hacía reflotar los elementos nutricios de los pueblos, los que habían quedado oscurecidos por el positivismo y la ilustración: Rama afirma finalmente su oposición al "irracionalismo vanguardista"[11] que trabaja a partir de mitos literarios ajenos, greco-latinos.
Idelber Avelar critica la anterioridad del proceso transculturador la recuperación de sus elementos constitutivos.
La transculturación sólo es posible si percibimos "Latin America as a positive totality endowed with common attributes.