Tratado de urbanismo

A esta obra de poesía del autor le preceden otras tres: Áspero mundo (1956), Sin esperanza, con convencimiento (1961) y Grado elemental[1]​ (1962).

Hay varios aspectos fundamentales para comprender los temas que utiliza y su manera de desarrollarlos: su padre murió apenas siendo él recién nacido y su hermano fue asesinado de parte del bando de los sublevados durante la Guerra Civil española, por lo que este acontecimiento histórico estuvo siempre muy presente en el poeta, quien no solo actuaba como mero observador, sino conviviendo con ello en primera persona.

Y también esas grietas que el otoño forma al interceder con los domingos en algunas ciudades ya de por sí amarillas como plátanos.

(...) este miedo difuso, esta ira repentina, estas imprevisibles y verdaderas ganas de llorar.

Los animales y el entorno propio de las ciudades: calles, edificios, plazas, tiendas... así como jardines o parques también están muy presentes.

Ángel González va intercalando el discurso oficial con la historia oculta y la sordidez cotidiana.

Tratado de urbanismo aborda otros temas como la naturaleza aprisionada (« Parque zoológico ») o la alienación del hombre sometido ya definitivamente a la tecnología.

Por una parte, la representación lírica permite bucear en la intimidad de quienes habitan en la polis actual.

[6]​ Entonces, esta nostalgia vendría dada por todos estos acontecimientos que le había tocado vivir en primera persona.