The New York Times citó informes de 650 000 hombres equipados con las armas más modernas y sofisticadas del catálogo militar soviético.
Checoslovaquia permaneció controlada por la Unión Soviética hasta 1989, cuando la Revolución de Terciopelo finalizó pacíficamente el régimen comunista.
Gustáv Husák, quien reemplazó a Dubček como primer secretario y también fue nombrado presidente, revirtió casi todas las reformas.
Checoslovaquia ya estaba bastante industrializada antes de la Segunda Guerra Mundial y el modelo soviético tuvo en cuenta principalmente las economías menos desarrolladas.
Como solo una pequeña parte del sindicato tenía estas creencias, se confió en los miembros restantes para que disciplinaran a sus colegas.
[9] Mientras el presidente Antonín Novotný estaba perdiendo apoyo, Alexander Dubček, primer secretario del regional Partido Comunista de Eslovaquia (KSS), y el economista Ota Šik lo desafiaron en una reunión del Comité Central.
[26] Como se decía que las «clases antagónicas»[26] habían sido derrotadas con el logro del socialismo, estos métodos ya no eran necesarios.
[27] Los elementos radicales se hicieron más vocales: las polémicas antisoviéticas aparecieron en la prensa el 26 de junio de 1968,[25] los socialdemócratas comenzaron a formar un partido separado y se crearon nuevos clubes políticos no afiliados.
[28] En abril Dubček apuntó en el Presídium del KSČ un programa político de «socialismo con rostro humano».
Dubček continuó enfatizando la importancia de la reforma económica que se desarrolla bajo el gobierno del Partido Comunista.
[36][37] Las discusiones sobre el estado del comunismo y las ideas abstractas como la libertad y la identidad también se estaban volviendo más comunes; pronto empezaron a aparecer publicaciones que no eran parte, como el diario sindical Prace ('trabajo').
[16] La televisión también transmitió reuniones entre los antiguos presos políticos y los líderes comunistas de la Seguridad del Estado o las cárceles donde se encontraban.
El primer ministro húngaro János Kádár apoyó el nombramiento de Dubček en enero, pero Leonid Brézhnev y otros temieron que sus reformas podrían debilitar la posición del bloque del Este durante la Guerra Fría.
Kieran Williams sugiere que Dubček quizás se sorprendió ante las sugerencias soviéticas, pero no las resintió.
La Unión Soviética aceptó conversaciones bilaterales con el país en julio en Čierna nad Tisou, cerca de la frontera eslovaco-soviética.
Las fuerzas checoslovacas fueron confinadas a sus cuarteles, rodeados hasta que se mitigó la amenaza de un contraataque.
Las señales de tránsito en las ciudades fueron eliminadas o pintadas, excepto aquellas que indican el camino a Moscú.
[58] La evidencia más reciente sugiere que los miembros conservadores del KSČ (incluidos Biľak, Švestka, Kolder, Indra y Kapek) enviaron una solicitud de intervención a los soviéticos.
[59] La invasión fue seguida por una ola de emigración nunca vista, que se detuvo poco después.
[60] Los soviéticos atribuyeron la invasión a la doctrina Brézhnev, que afirmaba el derecho de la Unión Soviética a intervenir cada vez que un país del bloque oriental pareciese estar haciendo un cambio hacia el capitalismo.
[30] En Checoslovaquia, especialmente en la semana inmediatamente posterior a la invasión, la oposición popular se expresó en numerosos actos espontáneos de resistencia no violenta.
[64] La resistencia generalizada hizo que la Unión Soviética abandonara su plan original para expulsar al primer secretario.
Dubček, que había sido arrestado la noche del 20 de agosto, fue llevado a Moscú para las negociaciones.
El día de la invasión Ceaușescu pronunció un discurso público en Bucarest describiendo las políticas soviéticas en términos poco favorables.
El embajador soviético Yákov Málik insistió en que las acciones del Pacto de Varsovia eran «asistencia fraterna» contra «fuerzas antisociales».
[70] Al día siguiente varios países sugirieron una resolución de las Naciones Unidas que condenaba la intervención y exigía el retiro inmediato.
[73] Dubček fue expulsado del KSČ y se le dio un trabajo como oficial forestal.
[75] Husák trabajó para restablecer el poder de las autoridades policiales y fortalecer los vínculos con otros países socialistas.
[97] En 1971 se publicó en lengua catalana la novela Testament a Praga, escrita a cuatro manos por Tomàs Pàmies i Pla y Teresa Pàmies, padre e hija, exiliados de la guerra civil española que acabaron viviendo en Praga durante muchos años.
Una adaptación cinematográfica distinta de La insoportable levedad del ser es la película Pelíšky, del director Jan Hřebejk y el guionista Petr Jarchovský, aunque centrándose más bien en el período de normalización.