Un trilema se puede expresar de dos formas lógicamente equivalentes: como una elección entre tres opciones contradictorias en la que solo se puede elegir una, o como un problema con tres proposiciones aparentemente favorables pero en la que solo dos son posibles al mismo tiempo.
Deriva del término mucho más antiguo «dilema», formado por dos proposiciones contrarias y disyuntivas.
[7] John Hick en su libro de 1993 The Metaphor of God Incarnate (en español, La metáfora de Dios encarnado) menciona que aprendió este argumento desde su niñez, y afirma que según los estudiosos del Nuevo Testamento Jesús nunca se proclamó a sí mismo como Dios.
[8] EL «trilema cruel»[9] era un arma eclesiástica y judicial en Inglaterra[10] desarrollada en la primera mitad del siglo XVII que se usó como una forma de coerción y persecución.
Un trilema es un problema que admite solo tres soluciones, todas las cuales parecen inaceptables.
Si es justa, los individuos que trabajan más duro acumularán más riquezas; si es libre, los padres le dejarán la mayor parte de sus herencias a sus hijos; pero entonces no será igualitaria, ya que la gente comenzará su vida con diferentes fortunas.
Los estados democráticos plantean obstáculos a la integración global (por ejemplo, leyes regulatorias, impuestos y aranceles) para proteger sus propias economías.
Por lo tanto, si necesitamos lograr una integración económica completa, es necesario eliminar también a los estados-nación democráticos.
A menudo atribuida al filósofo Slavoj Žižek, en realidad solo fue citada por él como el producto de una fuente anónima: Uno no puede sino recordar aquí una fórmula de la vida bajo un estricto régimen comunista: De estas tres características —honestidad personal, apoyo sincero al régimen e inteligencia— sólo era posible combinar dos, nunca las tres.
Si uno es honesto y apoya al régimen, no puede ser muy brillante; si uno es brillante y apoya al régimen, no se está siendo honesto; si uno es honesto y brillante, no se apoya al régimen.