Una vida difícil

Una vida difícil (título original en italiano: Una vita difficile) es una película de 1961 dirigida por Dino Risi.

Le cuenta a su amigo su aventura con Elena y luego, en parte movido por la nostalgia de aquel tiempo pasado con aquella mujer, decide llamarla para un “reencuentro”.

Incapaz de soportar la vergüenza, esa misma noche se emborracha, llegando a insultar a Elena, reprochándole no haberlo comprendido nunca y declarando que siempre había sentido por ella sólo atracción física.

[3]​ Pasan dos años y Silvio está decidido a vender su novela como guion cinematográfico, después de haber visto su manuscrito rechazado por todas las editoriales, en este caso concreto por Cinecittà, donde intenba proponerlo con poco éxito a directores y actores conocidos.

El empresario Bracci, que contrató a Silvio como su secretario multiusos, está organizando una fiesta.

[8]​ Los amigos y colegas de Sonego insistieron en que el personaje del protagonista, Silvio Magnozzi, no fuera interpretado por un actor esencialmente cómico como Alberto Sordi, sino por Marcello Mastroianni, quien también se parecía un poco al personaje en la vida real, mientras que Sordi era bastante diferente, incluso en términos de sus posiciones políticas.

Sonego se opuso firmemente, temiendo que Mastroianni introdujera "cierta respetabilidad" en el personaje y en la película.

[9]​En 1962 Lea Massari recibió un premio especial David di Donatello por su actuación tanto en esta película[10]​ como en una película contemporánea con un trasfondo histórico, Sueños de Muoiono al amanecer de Mario Craveri, Enrico Gras e Indro Montanelli.

Alessandro Blasetti, Silvana Mangano y Vittorio Gassman (que recuerda haber participado gratuitamente) aparecen en la película durante unos segundos, interpretándose a sí mismos.

[N 1]​ Sonego y Sordi hubieran preferido que la película terminara con un final amargo, es decir, con el protagonista dejando para siempre de lado sus ideales y aceptando vivir en el bienestar, para integrarse en la sociedad “fácil” del “milagro económico”.

[17]​[18]​ La trama tiene varios hilos dramáticos y está estructurada de manera convencional, interrumpida por sátiras e interludios cómicos.

El público reconoció su propia vida, que exigía compromisos morales y daba lugar a contradicciones.

Silvio rechaza la tentación del materialismo y afronta el desafío constante de mantener sus ideales morales.

Para él, son un símbolo del consumismo, lo que le hace sentirse traicionado por sus antiguos compañeros.

[8]​ Aunque Risi no tenía intenciones políticas en sentido estricto, también fue muy popular en Italia en el Partido Comunista, y su secretario Palmiro Togliatti.

Sordi se acerca a Alessandro Blasetti en pleno trabajo en Cinecittà.
Franco Fabrizi y Alberto Sordi en una escena de película.
Alberto Sordi y Claudio Gora en una escena de película.