Unidad geocronológica

[1]​ Las unidades geocronológicas son unidades de un tiempo muy extenso, extenso hasta el punto de no haber podido ser experimentado directamente no solo por ningún científico sino ni tan siquiera por ningún ser humano.

Al ser unidades de tiempo son intangibles, pero eso no impide que, por inferencia a partir de datos tangibles, se pueda llegar no solo a la conclusión de su existencia sino también a la medición fiable del tiempo que duraron.

Los datos tangibles a partir de los cuales se infieren las unidades geocronológicas son, esencialmente, los que se encuentran en las rocas sedimentarias de la corteza terrestre, acumuladas y transformadas a lo largo del tiempo geológico.

Cada una de estas unidades cronoestratigráficas se corresponde una a una con las unidades geocronológicas equivalentes, pues cada unidad geocronológica representa el tiempo en el que se formaron las rocas pertenecientes a cada unidad cronoestratigráfica.

Las técnicas de datación relativas no pueden, por tanto, determinar una edad absoluta, sino solo la edad relativa, por ejemplo, que los fósiles de faunas y floras encontrados en los estratos pérmicos son anteriores a los fósiles de faunas y floras encontrados en los triásicos.