Los vascones (en latín vasconii, pronunciado /wasconi/) fueron un pueblo autóctono de la Hispania romana, que vivía en la provincia Tarraconense.
Hacia el este de Tudela, habrían vivido hasta el río Gallego, que marcaría el límite oriental incluyendo Jaca al norte.
[3] Al norte del territorio vascón se ubica la cordillera pirenaica, que aumenta su altura cuanto más al oriente (en dirección a Jaca) y disminuye hacia occidente (hacia la actual provincia de Guipúzcoa).
Al oeste se ubican las sierras de Aralar y Andía y los montes de Urbasa (conjunto denominado Urbasa-Andía), con una altura superior a los mil metros sobre el nivel del mar.
Pompeyo fundó en el territorio vascón la ciudad de Pompaelo (actual Pamplona) que se convirtió en su capital.
Con este emperador los impuestos fueron casi duplicados y se restablecieron aquéllos que habían sido abolidos por Galba.
Las ciudades vasconas creadas por Roma se convirtieron en colonias con derecho latino menor (cuyos magistrados asumían personalmente la ciudadanía romana).
En tiempos de Trajano algunas familias vasconas romanizadas y que poseían la ciudadanía emigraron a Roma.
Cuando murió Trajano le sucedió Adriano, que visitó Hispania (121-122) pero no llegó a Vasconia.
Se aumentaron algunos impuestos pero de forma poco significativa y después fueron reducidos por Antonino Pío.
Un soldado desertor, Materno, organizó una banda que se convirtió en ejército, y operó varios meses a caballo entre la Galia e Hispania, probablemente utilizando alguna vez los pasos del territorio vascón.
Triunfando Septimio Severo, algunos notables vascones que apoyaron a Clodio Albino sufrieron represalias y se les incautaron sus propiedades (197).
Los años siguientes estuvieron marcados en el imperio por guerras civiles y revueltas, con reinados cortos.
Cuando en 582 una parte del territorio al sur del Pirineo (incluida Pamplona) fue ocupada por los visigodos, la emigración se hizo más intensa y los vascones llegaron a crear en el sur de Aquitania el ducado de Vasconia.
[2] Se sabe muy poco de los vascones no romanizados durante todo el período romano, tanto en la República como en el Imperio.
Roma toleró las costumbres locales en general pero en las ciudades y en su área de influencia se produjo una fuerte romanización (si bien en las aldeas los vascones mantuvieron íntegras sus tradiciones, lengua, cultura, forma de vida, indumentaria, religión, etc., a pesar del contacto con la cultura romana), mientras que en las zonas aisladas persistió el sistema de vida anterior y los contactos fueron esporádicos y sin apenas incidencia.
Jaungoika podría ser el mismo dios llamado Eacus del que constan algunas inscripciones.
Reclutados por Galba, la Cohors II Vasconum, cuyos integrantes tenían probablemente ciudadanía romana, tuvo un papel destacado para sofocar la revuelta de los bátavos en la región de la actual Düsseldorf (Alemania),[5] estuvo en Britania en el 105 y 122, y también se les ubica en la Mauritania Tingitana.
No cabe duda de que todos estos soldados cuando terminaban su servicio y volvían a sus hogares originarios introducían la romanización.
Los alrededores del Ebro era la zona más romanizada (lo estaba totalmente en el siglo II).
En el año 42 nació Marco Fabio Quintiliano en Calagurris, conocido como el mejor retórico de la Antigüedad.
Las ciudades se regían por un sistema jurídico igual a otras partes del Imperio.
Junto a una clase patricia que vivía en las ciudades, estaba el populum, ciudadanos también libres pero de menores medios: artesanos o trabajadores de varios oficios y pequeños propietarios; eran también muchas veces antiguos esclavos liberados (libertos).
Había otras menores y caminos vecinales que permitían llegar a una parte del territorio, pero que no se adentraban en el Vasconum Saltus, es decir, en las zonas montañosas y de difícil acceso, pobladas por vascones salvajes.
El eje de las comunicaciones en Vasconia eran las vías de Astorga a Burdeos pasando por Pamplona; de Lérida a León por el Valle del Ebro que probablemente tenía un doble ramal entre Bellisona (quizás el actual Mallén) y Graccurris (probablemente Alfaro), uno que pasaría a orillas del Ebro y otro pasaría al Sur por Cascantum (Cascante).
Existía otra vía que desde Asturica Augusta (Astorga) pasaba por Clunia, Numancia, Tarazona y Monteagudo (Navarra), es decir, cerca de territorio vascón.
Se conservan restos del acueducto que abastecía a Alfaro y otros hallazgos menores son frecuentes en todo el sur y este del territorio histórico vascón, incluyendo algunos mosaicos relativamente bien conservados.
Se han localizado restos apreciables que podrían corresponder a Andelos y Nemanturissa.
Sobre todo se localizan explotaciones agrícolas (fundus) de hasta unas mil a mil quinientas hectáreas, en la Navarra Media y Meridional, que llevaron el nombre de su propietario con el sufijo "-an" o "-anus" que más tarde se transformó en "-ain" o "-in".
La agricultura adquirió un desarrollo extraordinario en la época imperial, aunque muchos vascones siguieron practicando la ganadería.