Hay muchos tipos de vasos funerarios, como las ánforas, las cráteras, los enócoes y los kílices, entre otros.
Los simposios tenían una influencia oriental [2] en la que la aristocracia se tumbaba y bebía; muchos pintores griegos hacen referencia a este estilo de vida en su arte.
Este acto se denomina consumo conspicuo, y permitía a toda la comunidad saber quién ostentaba el poder en la región.
[4] El ánfora era una vasija alta y delgada que a menudo contenía aceite, vino, leche o grano.
[1] Podían ser tan altas como un adulto, y eran tanto prácticas para el transporte de mercancías, como artísticas en su uso funerario.
Después de ser formados por separado en el torno del alfarero, el cuenco y el tallo se dejaban secar.
El enócoe era una jarra de vino robusta con un labio distintivo para verter y un gran asa.
[6][7] La hidria era un recipiente que contenía agua con tres asas; dos para llevarla y otra para verterla.
[3] Tánatos, el dios de la muerte dulce, puede verse en los vasos funerarios griegos llevándose el cuerpo del difunto al inframundo.
[2] El estado mental alterado que se produce al beber alcohol es análogo a ponerse la máscara de otra persona.
[12] De esta manera, podían ver la tragedia como algo reconfortante, dando así la fuerza para perseverar.