Al aumentar la velocidad, la medida de la ola de proa aumenta y, por lo tanto, su longitud de ola, pero cuando se llega a la velocidad de desplazamiento, parece como si el barco quedara atrapado dentro del agua que desplaza, puesto que no es posible aumentar la velocidad, aunque se aumente la potencia del motor o en el caso de barcos de vela el empuje proporcionado por el viento.
A medida que un barco se mueve dentro del agua, crea olas estacionarias[2][3][4] que se oponen a su movimiento.
Estas formas del casco se utilizan normalmente en casos cómo: canoas, remo de competición, catamaranes, transbordadores rápidos y otros barcos comerciales, pesqueros o barcos militares.
[8] El peso del barco también es un factor crítico: afecta la amplitud de ola y, por lo tanto, a la energía transferida a la ola por una longitud de barco determinada.
En estos diseños, la desfavorable amplificación de la altura de las olas causada por la interferencia constructiva disminuye a medida que aumenta la velocidad.
Por ejemplo, los kayaks de carreras de clase mundial pueden superar la velocidad del casco en más del 100 %, aunque no planeen.