Una ola de proa demasiado grande frena el barco, fuera de que supone un riesgo para las embarcaciones más pequeñas.
El valle (o depresión) de esta ola se encuentra cerca de la boca del nadador y se sitúa más baja que el nivel del agua en reposo.
Este hecho ayuda el nadador a inhalar el aire para respirar cuando gira la cabeza.
[3] Desde entonces, los buques de los barcos se diseñan teniendo en cuenta que generen una ola de proa tan pequeña como sea posible.
Un efecto parecido se produce cuando un avión viaja a la velocidad del sonido.