Venta de la Mascareta

El camino real continuaba siguiendo las ventas de Zaudín Bajo, Santo Domingo y Río Pudio hasta Bollullos de la Mitación y desde allí hasta Aznalcázar.

En 1811 el general francés Soult dio órdenes de instalar en sus inmediaciones una batería para defender a la ciudad[9]​ que nada pudo hacer ante el ataque anglo-español del verano siguiente.

[10]​ El escritor Serafín Estébanez Calderón publica en el “Semanario Pintoresco Español” en 1842 un poema titulado “Vacaciones del muchacho” en el que una parte del mismo se desarrolla en la venta de la Mascareta y que fue recogido en sus obras completas de 1888, pag.

Lo que hoy en día se le califica como fuente, llegando algunos a confundirla con la Fuente de Tomares, era en realidad un modesto “venerillo de agua que surte un pilar contiguo a la venta de la Mascareta” según la descripción que el médico e investigador austríaco Philip M. Hauser hace en 1882.

En su lugar se instaló una tosca fuente con un grifo, que en posteriores reformas han convertido en un remedo de pequeño abrevadero.

La fachada principal se orienta al este y tiene dos pisos y un pórtico, porche o galería adosado al edificio principal sustentado por anchos pilares de ladrillo que forman cinco elegantes arcos de medio punto, siendo el del centro de mayor anchura que los restantes.

No se ha organizado ninguna Asociación Cultural que inste a proteger este edificio histórico.

Imagen del Plano de Obando de 1628 donde se aprecia la venta con su porche tal como hoy la conocemos
Pilón de la Mascareta
Venta de la Mascareta