Vicente Tió fue un pintor barroco español activo en Zaragoza donde falleció en 1665.
Actuó como testigo el pintor Bernardo Polo y nombraba como heredera a su alma, lo que parece indicar que en aquella fecha aún no tenía familia.
Los originales se perdieron por completo o en su mayor parte en el incendio del palacio de la Diputación al comienzo de la Guerra de la Independencia española y lo que se conocen son las copias encargadas en enero de 1634 para la decoración del palacio del Buen Retiro, incorporadas al Museo del Prado y parte de ellas depositadas en otras instituciones, aunque no fuera esta la única copia que se hizo de la serie.
[5] Las pinturas habían sido previamente encomendadas a Jusepe Martínez, que canceló el contrato en 1654,[6] y nuevamente contratadas en 1655 con Francisco Lupicini, quien probablemente falleció sin llegar a ejecutarlas.
[7] Tampoco en este caso se conservan las pinturas, al haber padecido el monasterio la misma suerte que el palacio de la Diputación en 1808, al término del primer sitio.