Inicialmente, el avión estaba propulsado por dos motores Pratt & Whitney JT8D-7A, que desarrollaron 12,600 libras de empuje.
El avión fue entregado a Eastern Air Lines el 26 de abril del mismo año.
En la cabina había tres auxiliares de vuelo: Claudia Duarte, Dalia Mora y Zaida Tarazona.
A las 19:38, la tripulación de una aeronave Cessna Caravan, que operaba el vuelo 209 desde Aerocorales, se puso en contacto con los controladores.
La única sobreviviente del accidente fue una niña de nueve años llamada Erika Delgado.
Dijo que su madre sobrevivió al impacto inicial y la empujó a un lado en una pila de verduras para protegerla del fuego.
El saqueo se confirmó más tarde y la niña pidió que le devolvieran el collar, pero no tuvo éxito.
Desde que la tripulación del Cessna reportó una explosión, surgieron las primeras sospechas sobre un ataque terrorista, similar al bombardeo del vuelo 203 de Avianca en 1989 Sin embargo, los investigadores determinaron que el avión explotó cuando golpeó el suelo y no se encontraron rastros de explosivos.