Según los historiadores, Épila era una población celtíbera llamada en esa época Bis polis, en el año 748 a. C. Para luego convertirse en tiempos de los romanos en Segontia, Segonia como otras ciudades peninsulares con el mismo nombre, aludiendo a ser la segunda ciudad Itinerario Antonino A-25, de Caesaraugusta (Zaragoza) a Augusta Emerita (Mérida), o posiblemente Ispalis.
Algunos mantienen que los celtíberos fundaron Segontia en el año 748 a. C. Según Pascual Madoz, político y erudito del siglo XIX, el nombre de Segontia, interpretado en latín como “Secunda” o “segunda”, habría sido traducido al griego como “Byspolis”, o “segunda ciudad”.
Segontia se alió con los celtíberos numancios en su lucha contra Roma y fue destruida después de la victoria romana.
Pero al tomar posesión de la ciudad, ambos juraron defender sus privilegios y proteger a sus vecinos como si estuviesen bajo la jurisdicción real.
Donde una turba de jornaleros apalearon, torturaron y mutilaron a unos guardia civiles que quisieron disolver la concentración.
Al día siguiente, domingo 3 de enero, se reunieron en la plaza del pueblo unas quinientas personas.
Desgraciadamente no se vio oportuno por el gobierno de turno su protección que podría sentar precedentes en las demás azucareras e industrias abandonadas del territorio.
Esta operación se llevó con una alta discreción por parte del ayuntamiento ante los pretendientes a albergar tal megaindustria.
Estaba precedido por disponer esta empresa en la localidad de una gran finca rural donde en principio querían instalar este complejo.
Es una iglesia de grandes dimensiones, con una volumetría clara y rotunda, realizada en el siglo XVIII según modelos barroco-clasicistas que siguen la estela pilarista.
Su disposición en esta nueva iglesia fue empotrado dentro de los muros, lo que impedía contemplar su magnífica manufactura y porte señorial.
Recientemente se han llevado a cabo hallazgos reseñables en dicha obra fúnebre, arrinconada y sin brillo en un rincón de la iglesia.
Esta fachada posterior en tres plantas sobre un basamento, resulta sobria y grande de concepción en un estilo protobarroco, con matices mudéjares tardíos.
Dejaron de ser necesarias y durante un tiempo el palacio quedó en espera mientras un administrador lo conservaba.
Hasta el punto de ir dejando su mantenimiento por su alto coste al no hacer pequeñas reparaciones y amenazar por su deterioro con la ruina.
Lo cedió simbólicamente por una peseta para que el ayuntamiento se hiciera cargo como propietario de su mantenimiento y restauración o saneamiento.
Desgraciadamente desde 1978 esta desmantelado, al igual que las vitrinas donde estaban guardados la colección de trajes del rey y el archivo.
Otra parte del fondo estaba constituida por el propio archivo condal de Aranda, que al parecer siempre tuvo su sede en Épila.
La Casa de Híjar capeó bien las sucesivas desamortizaciones del siglo XIX porque respaldaba con pruebas escritas todas sus posesiones.
Constituye esta uno de los conjuntos murales más novedosos del siglo XVII español (realizado hacia 1628-29), incorporando el perspectivismo romano, donde Galván se había formado.
La sociedad cultural actualmente está gestionando rehabilitar un paño, (que supone de muralla), entre el torreón y la fachada principal.
Las plantas que durante esa época fueron confinadas bajo lodos o tierras se fosilizaron con un característico color rojo producido por el óxido de hierro.
Al existir un contraste entre la temperatura ambiental invernal y sus aguas termales que siempre salen a 22°.
De modo que la gente del pueblo, levantó un santuario donde ir a venerarla y un pilar con su imagen, donde se apareció.
Una Familia se atrevió a utilizar el aceite para cocinar, con lo que como castigo, dejó de manar y curar enfermedades.
Ante el milagro Épila lo acogió como patrono, pues eligió esta villa para descansar en paz.
A lo que el moro respondió tirando la imagen al suelo, para romperla sin éxito.
Los secuestradores enfurecidos le dieron a la imagen tres martillazos, cuyas señales aún pueden verse en su cabeza.
Nombre que recibe porque al parecer una vez un gato se introdujo en ella persiguiendo refugio y alimento.
En esta cueva exploraciones arqueológicas han descubierto que estuvo habitada al encontrarse útiles y restos animales de una elevada edad.