Algunos autores antiguos identifican a Éter como diversos primordiales, como Acmón (Ἄκμων, Ákmon; «cénit» de la bóveda celestial) en Alcmán o el Aire (Αηρ, Aér, el aire superior) en Aristófanes.
[f 8] Los vientos como el Céfiro soplan desde esta región por mandato de Zeus.
[7] Según la Teogonía de Hesíodo se distingue claramente a Éter, elemento más bien abstracto que simboliza la región superior, del Cielo propiamente dicho, Urano, de carácter más personal.
[f 11] La literatura órfica nos da diferentes variones del Éter pero lo entiende como la materia creativa o el germen de las demás cosas.
[11] Efectivamente aquel huevo se dice retoño del Éter y el Abismo (Χάσμα, Chásma; Caos).
[15] A Fanes se le llama el hermosísimo hijo de Éter inmenso.
De esta manera hace a Éter y la Tierra como los progenitores de las razas de los gigantes Uránidas: Océano, Temis, Tártaro, Ponto, Briareo, Giges, Estéropes, Atlante, Hiperión, Polo (Ceo), Saturno (Crono), Ops (Rea), Moneta (Mnemósine), Dione, Alecto, Megera y Tisífone (Higino confunde a varios personajes entre los que se citan en otras fuentes como titanes, primordiales, centímanos, cíclopes y erinias).
[25] Heródoto, no en vano, dice que Pan es el más antiguo de los dioses.