Fue hijo de Ōgata Soken, un comerciante rico que vendía textiles para kimonos en Kioto, aficionado a las artes —el reconocido pintor Honami Kōetsu le había enseñado caligrafía—.
[1] La mayoría de sus obras eran de barro cocido a baja temperatura, pintadas en colores preferentemente blanco, negro, verde, azul y marrón, a veces con una barbotina blanca inventada por él.
Los motivos decorativos solían ser paisajes nevados, en los que afloraban árboles, bambúes, flores y hierbas entre la nieve.
[1] Consiguió reproducir en la cerámica todos los matices de la tinta china, alcanzando una gran maestría.
[2] Al final de su vida se dedicó a recopilar sus conocimientos sobre alfarería en un libro, Edo Densho, traducido al inglés por Bernard Leach, quien estudió con Kenzan VI y recibió el nombre de Kenzan VII.