Durante su adolescencia incursionó en la literatura, llegando a escribir algunas obras teatrales que luego serían interpretadas sobre los escenarios.
Julio Argentino Quesada, el cronista de la Revolución de 1930, lo cuenta junto a Juan E. Carulla, Matías Sánchez Sorondo, Carlos R. Ribero, David Uriburu, Daniel Videla Dorna, Alberto Viñas, Raúl Guerrico Carlés y Santiago Rey Basadre como parte del grupo de civiles cuyo aporte fue esencial para que los militares pudieran entrar en acción.
Acompañado por Floro Lavalle, Juan P. Ramos y José María Rosa, organizó en 1932 a la Acción Nacionalista Argentina.
Decepcionado con el presidente Agustín P. Justo, Uriburu apoyó al militar Juan Bautista Molina en sus intentos para derrocarlo.
Uriburu fue acusado por Spruille Braden en el Blue Book on Argentina de haber sido un agente sudamericano del gobierno imperial alemán.