[1][2] A este conjunto habría que añadir los trabajos cerámicos realizados por los pobladores árabes durante su dominio en la zona desde el siglo octavo hasta 1492, y el dilatado influjo de su herencia, muchas de cuyas formas, técnicas y decoración han pervivido hasta la actualidad.
[14] Ugíjar, situado a dos mil metros de altitud, puede considerarse el centro alfarero más alto en la península ibérica.
[11] Sus artesanos del barro procedían de Guadix, Berja y Níjar (estos dos ya en la provincia de Almería); tras un asentamiento en Cádiar, se trasladaron al barrio del Cerro en Ugíjar.
El trabajo tradicional se ha conservado en su producción de formas populares como cántaros, botijos, alcancías, orzas, queseras, cazuelas, platos, pucheros, cantarillos con pitorro, bebederos para gallinas, comederos de conejos, macetas, jarras, lebrillos, ladrillos y tejas.
[15] Ya desaparecidos en el transcurso del siglo XX, en la provincia granadina funcionaron alfares en las localidades de Almaciles, Cuevas del Campo, Cúllar, Huéscar, Jun, Loja, Monachil, Motril y Órgiva.