Fue detenida por su militancia tres veces, la última estuvo presa en Lecumberri y luego la enviaron a cárcel de mujeres donde permaneció durante dos años.
A cincuenta años del movimiento, "La Nacha" sigue siendo una activista social cuyo propósito es defender y difundir la reivindicación de las mujeres en el movimiento estudiantil.
[3] En los primeros días del movimiento estudiantil, La Nacha estaba poco infiltrada, como describe en unas entrevistas.
Estuvieron en Lecumberri por tres días al cabo de ese tiempo, fue cuando Ana Ignacia decidió sumarse definitivamente, el contexto social, el anhelo de libertad y coraje lo ameritaba.
También difundía y explicaba las razones del movimiento a los citadinos que querían informarse y contribuir al movimiento.