La expresión sefardí también se usa para referirse al arte de los judíos que habitaron los reinos hispano-cristianos medievales.
Esas comunidades produjeron manuscritos miniados de extraordinaria originalidad, entre los que se destacan las biblias y hagadot.
[2] El arte sefardí presenta algunos puntos de convergencia con el arte asquenazí, dado que ambos desarrollaron singulares tipologías sinagogales y objetos provistos de características estéticas que a menudo trascienden las meras funciones rituales o litúrgicas del judaísmo.
Entre los artistas sefardíes más notables se encuentra el pintor de género realista Jozef Israëls.
En efecto, fuerte fue influencia del arte islámico sobre manuscritos sefardíes tempranos (como por ejemplo la Biblia Hebrea de Tudela o Soria, desarrollada por Joshua ibn Gaón de Soria hacia 1300), caracterizándose los últimos sus diseños abstractos y entrelazados, enmarcados por bordes con textos en hebreo y exhibiendo también dorado a la hoja.
[15] También emanados del arte islámico son el interés por los arabescos abstractos o motivos tanto geométricos como vegetales, y la ausencia de secuencias narrativas.
Algunas obras fueron comenzadas en España y solo terminadas en la diáspora después de fines del siglo XV.
Los manuscritos miniados sefardíes comprenden importantes Biblias hebreas y hagadot que se emplean en la Pascua Judía, específicamente durante el Séder de Pésaj.
En el plano de la investigación académica de los manuscritos sefardíes miniados se destacan los siguientes autores y trabajos: Edward Rothstein nota que mientras los manuscritos con textos religiosos hebreos tienden por lo general a ser abstractos y atemporales, su iluminación los transforma, de modo tal que lo sagrado se vuelve específico tanto en tiempo como en espacio: dado que incorpora al texto religioso en la historia, e incluso, en la propia biografía, es por medio de la iluminación que en el manuscrito miniado "lo sagrado se vuelve personal".
Esta última, observa Rothstein, permanece en el misterio, mientras que la humanidad es en sí un terreno fértil para la especulación y la ilustración.